El castillo de Dénia es el principal monumento de la ciudad, su emblema, su historia, pero también su pulmón verde. Aunque cada vez menos. El interior de la fortaleza es la zona verde idónea para buscar sombra cuando las altas temperaturas aprietan. Pero cada año hay menos sombra. Cada año hay menos verde.
Los pinos del castillo han formado parte del paisaje urbano de la ciudad las últimas décadas. Y aunque indudablemente es un buen decorado, también afecta negativamente a la construcción sobre la que se levantan.
Son un peligro para el monumento, por lo que a lo largo de los últimos años se han realizado diferentes talas que han eliminado de la fortaleza decenas de pinos. El resultado se aprecia fácilmente, habiendo recuperado ahora la visibilidad perdida desde varios puntos de Dénia.
Protegiendo el monumento y renovando su paisaje
Pronto habrá una nueva tala de más de un centenar de ejemplares. Ya no solo para salvaguardar el monumento, sino también a aquellos que lo visitan pues las últimas sequías y plagas han extendido el marrón que cubre nuestras montañas también por la vegetación del castillo. Corren el riesgo de ceder o, no es nada descabellado, arder. La fortaleza perderá su verdor, pero puede ser algo temporal.
Menos pinos, más vegetación autóctona
La intención es sustituir los dañinos pinos por especies autóctonas cuyas raíces se puedan controlar. Ejemplares como el algarrobo, el olivo o el ginjoler serían las encargadas de devolver un poco de verde a la fortaleza en ausencia de la debilitada pinada.
