Mañana, en el pleno ordinario del Ayuntamiento de Dénia, se votará el nombramiento de una plaza en honor a María Hervás Moncho. Este nuevo espacio está siendo habilitado en el solar del antiguo ambulatorio de la calle del Marqués de Campo. La propuesta, impulsada por el área municipal de Cultura y respaldada por un informe de la archivera municipal Rosa Seser, destaca la pertinencia de dedicar este espacio público a la figura de María Hervás Moncho por múltiples razones.
Una hija de Dénia
María Hervás Moncho (Dénia, 1894 – Valencia, 1963) fue la mayor de siete hermanos de una familia arraigada en Dénia, residiendo en la calle Diana, número 2. Su padre, José Hervás Millán, aunque nacido en Valencia, ejerció la medicina en Dénia tras casarse con la dianense Regina Moncho Morera. José Hervás, de ideología republicana, participó activamente en los movimientos ciudadanos de la burguesía liberal de la ciudad, promoviendo incluso el turismo.
Pionera en la medicina
Licenciada en medicina por la Universidad de Valencia, María Hervás fue una de las primeras mujeres en ejercer esta profesión, vinculándose de manera especial al espacio donde se ubicaba el antiguo ambulatorio de la ciudad, ahora dedicado a su memoria. Influenciada por su entorno familiar de pensamiento liberal y moderno, destacó desde joven como una estudiante brillante, obteniendo premios y matrículas de honor. En 1914 ingresó con la nota más alta como estudiante interina en clínica, siendo la única mujer de su grupo. En 1918, se graduó en medicina con matrícula de honor y ese mismo año impartió una conferencia en el Ateneo Científico de Valencia sobre sus experiencias en el tratamiento de heridas infectadas en Francia.
Una carrera internacional
Gracias a su excelente expediente académico, María Hervás recibió una beca del Ministerio de Instrucción Pública para ampliar sus estudios en París, convirtiéndose nuevamente en la única mujer becada de su promoción. Allí, trabajó en el Instituto de Serología de París, adscrito al prestigioso Instituto Pasteur, especializándose en el estudio de los anticuerpos en la sangre, crucial para las transfusiones durante la guerra. Colaboró con Alexandre Besredka, quien influyó significativamente en su carrera como especialista en serología.
Guerra Civil y exilio
Durante la Guerra Civil, María Hervás fue nombrada capitán médico y se destacó en el Laboratorio de Serología del Servicio de Transfusiones de Sangre del Ejército en Valencia. Al finalizar la guerra, fue forzada a exiliarse en Francia debido a su colaboración con el gobierno republicano. Tras la invasión alemana, regresó a España y se estableció en Valencia, donde se dedicó a actividades de laboratorio de farmacia hasta su fallecimiento en 1963.
Un reconocimiento merecido
Rosa Seser concluye su informe describiendo a María Hervás como «una mujer excepcional, de gran talento y adelantada a su tiempo. Una científica cuya vida y obra fueron marcadas por un contexto histórico adverso, pero que sin duda merece ser recordada y honrada en su ciudad natal».
